miércoles, 21 de agosto de 2013

¡El dinero no me alcanza!

En obediencia al Espíritu Santo de Dios, que nos guía a toda verdad


Muchas veces nos sentimos agotados por el afán de nuestro día a día. Tenemos la percepción que nuestro trabajo no compensa nuestro tiempo y esfuerzo, ya que según nuestro parecer, el salario (jornal) se vuelve sal y agua. Entonces reflexionamos sobre el destino de nuestros ingresos y aunque intentamos justificar el gasto -inflación, compras de rutina, urgencias, emergencias- también pensamos que no disfrutamos de los frutos de nuestro trabajo en proporción al esfuerzo realizado. El Señor entonces, nos muestra una sencilla y contundente reflexión a través del profeta Hageo: "Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto" (Hageo, 1:6). 

Esto nos ha pasado a muchos de nosotros, y cristianos o no, culpamos al gobierno, al mundo, a las circunstancias, pero en definitiva ¡no sabemos que hacer! Al escudriñar la Palabra, el Señor repite con insistencia: ¡Consideren bien sus caminos!(1). 
Tomemos tan solo un minuto para pensar en lo que hacemos a diario, en cada jornada. Examinémonos: ¿Cuánto tiempo dedicamos a la obra del Señor?. ¿Una hora al día, a la semana, al mes? ¿Y qué es pues trabajar en su obra?



Trabajar en la obra, es dedicarse -cada quien según el talento recibido-, a edificar la Iglesia de Cristo, a evangelizar (Mateo,16:15), enseñar y exhortar en la sana doctrina (Tito, 2:1-10) Por eso, el profeta Hageo nos relata lo que hizo el Señor en aquellos días: 

"Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios."(Hageo, 1:14).

Así que mis amigos en Cristo, crean en Su Palabra, porque así dice el Señor: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán". Capacítate para la obra y roguemos para que el Señor envíe obreros a sus mies (Mateo, 9:37-38), muéstrate al Espíritu Santo con un corazón dispuesto, pide que te guíe y seguro lo hará. 


Dios les bendiga grandemente.

(1) Meditad sobre vuestros caminos (versión Reina Valera)